Fallece Humberto Socarrás Díaz

Conocimos la triste noticia del fallecimiento de Humberto Socarrás Díaz. Si lo llamamos por este nombre muchos se preguntarán de quién se trata, pero con seguridad, si decimos únicamente Socarrás, o más corto aún, el Soca, todos sabrán de quién hablamos. 

Si tuviésemos que definirlo en pocas palabras, diríamos: cubano, revolucionario, militante del Partido, comprometido hasta la médula y cujaeño de convicción y alma. Siempre alegre, siempre dispuesto cuando se le solicitaba y hasta cuando no. Cumplió misión educativa en la hermana República de Venezuela y fue miembro de la escolta personal del presidente Agostinho Neto.  

Su vinculación al deporte fue siempre a través de las artes marciales, el judo y el karate, en los que tuvo excelentes resultados durante su vida. Esa disciplina que le inculcó el dominar las artes marciales era una divisa inseparable de su temperamento. Tan es así, que estuvo en primera línea en momentos difíciles para defender a esta universidad que tanto lo extrañará.

Excelente profesor, educador en toda la extensión de la palabra; se desempeñó como director de Deportes, Educación Física y Recreación, y se destacó por integrar estas disciplinas a los planes de estudio de la Universidad, con clases de calidad y en la búsqueda de la masividad en la práctica deportiva que tanto promueve nuestro Estado Socialista. 

Los Juegos 13 de Marzo, que hoy son un acontecimiento universitario, deben mucho de su personalidad propia como evento a la labor del Soca en su creación, promoción y desarrollo. Siempre estuvo al lado de la FEU, de los estudiantes y supo combinar adecuadamente esa labor con la atención a la práctica deportiva y del ejercicio físico entre los trabajadores. Por si esto no bastara, cuando se le solicitó pasar a trabajar como director de Residencia Estudiantil, asumió las nuevas tareas sin abandonar el entrenamiento deportivo. Se recuerdan aún las exhibiciones de artes marciales que promovió y las visitas de atletas y entrenadores a nuestra universidad.

En el orden personal, gran compañero, capaz de dar el consejo oportuno, de comprender los problemas del otro, muy buen atleta, de excelente complexión física; sorprendía por su fortaleza, que era mucho mayor de lo que aparentaba. Saludaba a todos, alumnos y compañeros profesores, y tenía conversación para todos. Su huella será imperecedera en los terrenos deportivos de la Cujae y en cada medalla que nuestros jóvenes alcancen en los eventos nacionales que tanto contribuyó a fortificar. Transmitimos nuestras más sinceras condolencias a sus familiares, a sus amigos y a sus compañeros. Nuestra solidaridad a su familia, en nombre de la comunidad universitaria cujaeña que se enorgullece de haberlo tenido en sus filas.

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